Los shows de G. G. Allin consistían en una ceremonias de violencia delirante en las cuales, sobre el fondo de una desastrosa banda de punk-rock (generalmente los Murder Junkies), Allin entonaba completamente desnudo las canciones más obscenas que puedan imaginarse mientras realizaba actos de coprofagia y auto-laceración, enfrascándose en monumentales grescas con su público, que frecuentemente lo golpeaba hasta dejarlo inconsciente o camino al hospital. La muerte de Allin lo convirtió en una figura célebre dentro para el público rockero y, coincidiendo con la finalización y lanzamiento del documental, hizo de Hated... el único suceso de taquilla del Cine de la Transgresión y demostrándole a Philips lo redituable de los documentales sobre situaciones extremas, lo que hizo que realizara a continuación uno sobre la paidofilia homosexual y otro sobre las filmaciones pornográficas hardcore. Gonzalo Curbelo *Publicado originalmente en Insomnia Nº58
La enfermiza personalidad de Allin atrajo inmediatamente la atención de Richard Kern, quién escribió un guión llamado Circle of Abuse (Círculo de abuso) que, de haber sido filmado, habría dejado a sus demás obras convertidas en filmes infantiles.
un tono de patetismo al documental al mostrar a un hombre absolutamente devorado por los demonios de la auto-destrucción.
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