Os ofrecí mi corazón,
y refinadamente lo pisasteis.
Os ofrecí mi amor,
mi dolor, mis lagrimas,
mi ternura, mi cariño,
os ofrecí mis sentimientos,
mi bondad, mi ilusión,
os ofrecí todo lo que soy,
todo lo que tengo,
con todo mi amor.
Pero lo pisasteis,
lo rechazasteis, os burlasteis,
me humillasteis, me insultasteis,
me escupisteis a la cara,
os reisteis de mi, pisotearme
fue vuestra respuesta mas digna.
Si tu hubieras pasado por todo esto
tendrías el mismo sentimiento
que ahora tengo en el corazón,
solo que a mi ya no me importa
lo que sientas, porque me
habeis demostrado que es mejor
no tener corazón, OS ODIO.
Ella estaba tan desnuda...
grandes árboles indiscretos
tendían al cristal sus ramas
con malicia, cerca, cerca.
Sentada en mi gran silla,
el cuerpo semidesnudo, ella trenzaba las manos.
Sobre el suelo de la estancia,
de gozo se estremecían sus piececitos tan finos.
Miré, color de la cera,
un pequeño rayo montés
mariposeando en su sonrisa
y por encima de su pecho como mosca en un rosal.
Besé sus finos tobillos.
Su risa dulce y brutal
se desgranó en claros gorjeos
alegres y cristalinos.
Los pies bajo la camisa
se escurrieron: ¡Estáte quieto!
El primer atrevimiento
fingió castigar su risa.
Palpitantes bajo mis labios,
besé muy suave sus ojos:
ella reclinó su cabeza
delicada: ¡Ah!, mucho mejor...
Señor, debo decirle algo...
Le arrojé el resto a su pecho
en un beso que le produjo
risas de consentimiento...
Ella estaba tan desnuda...
Grandes árboles indiscretos
tendían al cristal sus ramas
con malicia, cerca, cerca.
ARTHUR RIMBAUD
De " Poesías y otros textos"
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Abre tus manos y recorre
la onda vibrante de mi cuerpo.
Vuela muy alto, sumérgete dentro,
en el suave cielo, y navega entonces,
en sensual arranque, entregando todo,
actitud sublime, sin pensamiento.
Los ojos cerrados pero un mundo abierto.
Mundo nuestro, sólo nuestro.
Los ojos cerrados, sentidos abiertos.
Escuchando el silencio
que al borde hace coro.
Tocando las nubes
que al borde hacen lluvia.
Descubrirte...
Descubrirme...
Contempla la piel y
dime sin voces lo que sientes
Y miro,
Grito,
y se que no me oireis,
pero grito,
aunque me olvideis.
pero no veo nada,
y aunque miro,
oigo,escucho y veo...
no siento nada.
¿Donde ocultas tu la realidad?,
¿la muestras abiertamente?.
¿Donde ocultas tu sinceridad?,
¿donde se encuentra realmente?.
No me lo digas, la oscuridad
negra como tu, reina en tu mente.
El verdugo de la nada, se acerca.
En su mente una orden...
en su mano , un arma insensible.
El verdugo de la nada se aproxima...
la orden ha sido recibida...
el carece de emociones, no tiene...
la sentencia sera cumplida.
¿Justo, injusto?, el no es juez...
el no decide, ¡confirma!.
Campo extenso, vasto, enorme,
es aquel en el cual vivo.
Campo extenso, vasto, cruel,
es aquel en el cual sigo...
Rios de plata falsa, superficial,
aguas, lagrimas grises que bañan
mis orillas de la soledad,
palabras de animo las acompañan...
Un negro sol negro ilumina
un vacio, solitario Universo.
Un negro astro negro, brilla,
en un mas negro cielo...
Blanca chica pelirroja,
cuyo traje por sus rotos
la pobreza deja ver
y la belleza,
para mí, pobre poeta,
tu joven cuerpo enfermizo,
todo de pecas cubierto,
su dulzor tiene.
Llevás más galanamente
que una reina de novela
sus coturnos de velludo,
tus zapatones.
En vez de un harapo corto,
que un vestido cortesano
en pliegues cuelgue brillante
sobre tus pies;
que en lugar de rotas medias,
para el ojo libertino
en tu pierna un puñal de oro
reluzca aún;
que nudos mal apretados
muestren, para nuestra culpas
tus bellos senos, radiantes
como los ojos;
y que para desnudarte
tus brazos se hagan rogar
y auyenten con golpes pícaros
dedos traviesos,
perlas del agua más bella
sonetos del señor Belleau
por tus galanes esclavos
dados sin tregua,
pajes al azar prendados,
¡mil señores y Ronsares,
espiarían divertiods
tu fresca alcoba!
Contarías en tus lechos
muchos más besos que lises
¡y tus leyes serviría
más de un Valois!
-Vas en cambio mendigando
algún despojo caído
al umbral de algún Véfour
de encrucijada;
vas mirando de reojo
joyas de cuarenta escudos
que, ¡perdóname!, no puedo
yo regalarte.
Vete, pues, sin otro adorno
perfumes, perlas, diamantes
que tu flaca desnudez,
¡oh mi belleza!
De Las flores del mal (1857)
Lee, y piensa en mi
me conoces, sabes quien soy?
me imaginas?....
Te dire que sí sabes quien soy
que sí me has visto,
donde?, si, dentro de ti,
soy una parte de ti...
ya que si has sentido
mis pensamientos y emociones
solo con leer unas palabras,
me has sentido a mi.
Si me has llegado a entender,
sabras quien soy realmente,
sabras que soy parte de ti,
y tu, ahora, mi zorra.