(Drácula Versión Hispana, 1931, George Melford & Enrique Tovar Ávalos)
Ahora bien, esta versión presenta una discrepancia bastante significativa con respecto al patrón general descrito: la diferencia entre las escenas que aparecen en las dos versiones, diferencia más que considerable en numerosos momentos que parece indicar, o bien una mutilación salvaje en la firmada por Browning (lo cual exigiría una restauración urgente), o bien una voluntad creativa por parte de Melford bastante superior al mero trabajo de encargo al que le habían destinado; en cualquier caso, la presente obra aparece dotada de una entidad autónoma que la emparenta con otra corriente importante que se iba imponiendo: rodar películas en español con argumentos independientes y enraizados con las tradiciones y la cultura del mercado y el público al que iban destinados. De este modo, el film aparece como un título de transición entre ambas fórmulas y como el precedente más directo de la inefable saga vampírica que, de la mano de directores como Fernando Méndez o Alfonso Corona Blake y actores como Germán Robles y Mauricio Garcés, hizo furor en la cinematografía mexicana de los 60. Desaparecida durante muchos años, la fortuna quiso que sobreviviera una copia de la película en Cuba, copia descubierta pocos años atrás y que, tras arduos esfuerzos, pudo ser restaurada y vista en filmotecas de todo el mundo (y editada en vídeo en Estados Unidos e Inglaterra), en un estado si no óptimo, al menos bastante aceptable. Esperada con gran expectación por los aficionados, dicha copia ha provocado en sus proyecciones toda suerte de reacciones: desde el rechazo hasta la admiración, pasando por la rechifla más absoluta, siendo este último, por desgracia, el caso más frecuente. Desde mi punto de vista personal, la película ha constituido una sorpresa considerable -y agradable-, al erigirse, como se ha dicho, en un film totalmente distinto al de Browning en lugar de una mera copia, con un sentido del ritmo cinematográfico y una agilidad narrativa mucho mayores que en su mitificado homónimo, aun conservando la estructura general de éste. Las escenas, además de ser inéditas en muchos casos, están bastante más desarrolladas y son más explícitas, apenas dejan cabos sueltos y rehuyen cuanto pueden los iterminab1es diá1ogos y planos teatrales que tanto lastran la segunda parte de la versión norteamericana, en la que, de forma totalmente anticinematográfica, se describen la mayoría de los sucesos en lugar de mostrarlos. En resumidas cuentas, visionando ambas versiones, la hispana resulta, en conjunto y a mi juicio, muy superior a la excesivamente sobrevalorada de Browning, sin menoscabo del talento que este gran director demostró en otras muchas películas, obras maestras de la historia del cine en numerosos casos. Pero nadie es perfecto, y Melford -veterano director del cine mudo como el propio Browning y realizador de otras películas en su versión hispana- pudo superarle en esta ocasión, destilando en sus imágenes mucha mas inquietud, erotismo y morbosidad, y siendo por tanto más fiel al espíritu original que Stoker confirió a su novela. La razón de esto puede estribar en la incomodidad que Browning sentía ante lo verdaderamente sobrenatural; su auténtico mundo era el del terror realista, el de los monstruos humanos y fenómenos circenses; poco importa, de todas formas, la razón. Todo lo dicho sonara a herejía para muchos, pero no hay que acobardarse por ello: las mayores herejías han acabado mostrándose como las mayores verdades. Manuel Aguilar (Madrid. España) extraido de www.pasadizo.com
Elegir a un compañero Comunicación Apoyo Mutuo Establecer Límites Seguridad
BDSM no trata solamente sobre como conseguir poner a alguien en una situación ineludible y lastimarlos.
Las personas que practican BDSM no son violadores, psicópatas, ni otros tipos repugnantes y/o monstruosos.
BDSM trata sobre el cumplimiento de necesidades profundas y principales.
Es un acto de amor, no de violencia o de cólera.
Hay algo maravillosamente atractivo en la idea de entregarse o de estar en control y de recrear una fantasía que pueda ser "prohibida ".
BDSM no es una práctica a solas. Usted necesita por lo menos de otra persona para satisfacer con seguridad ese impulso, si usted es Dominante o sumiso.
Seleccionar el compañero correcto es crucial. Cerciórese de que esta persona sea alguien que usted conoce bien y en quien usted confíe implícitamente. Esta persona debe estar bien enterada de sus intenciones y deseos y debe consentir al 100%. Sin titubeos!!
La comunicación apropiada es un deber absoluto. No comienza y termina antes del acto. Es imprescindible que usted y su/s compañero/s establezcan medios de comunicación eficaces a través de toda la sesión.
Cerciórese de que cada uno de los implicados esté enterado completamente, y en todo momento, de cómo usted se siente sobre lo que está haciendo o le hacen a usted. Esto no necesariamente va a matar la espontaneidad o a arruinar una 'escena' para cualquier persona. Absolutamente todo lo contrario.
Antes de que suceda cualquier cosa, este seguro que tiene un conjunto de PALABRAS y/o señales SEGURAS preparadas. Una palabra segura, es sencillamente, una palabra o señal que tenga un significado definido para la persona/s que la escuche, cuando el sumiso ha sido llevado más allá del límite en el cual el/ella se encuentre cómodo o sienta que esta en peligro y necesita básicamente que el dominante pare o aligere la practica. Si usted no utiliza palabras seguras, usted encontrará que repentinamente el BDSM puede ser un juego muy peligroso.
BDSM es una actividad altamente emocional. Empuja a Dominantes y sumisos a sus respectivos límites emocionales y a veces físicos. Habrán momentos en que ambos necesitan la ayuda, la aprobación y el amor del otro. Nunca ridiculice a su pareja por no ser capaz de realizar un acto que está más allá de sus límites personales. Pase el tiempo después de su sesión siendo cariñoso y receptivo. Gustos y aversiones son cosas muy personales. Algunos de nosotros simplemente no podemos hacer algunas cosas. No es algo para criticar. Cambie a algo que AMBOS gozan.
Créame, vendrá una situación que usted no puede manejar personalmente, y usted estará contento de tener a alguien que le diga que usted no es defectuoso, cobarde o lo que sea.
Cada uno tiene cosas que no disfrutan. Cerciórese de establecer una lista de límites, antes incluso, de que piense en emprender una sesión. Sea honesto con si mismo y su pareja o la experiencia no será todo lo que podría ser. Si usted siente aversión a ser azotado de cierta manera o con ciertos objetos, deje que su dominante sepa esto. Si no lo hace, puede ser que lo lamente más adelante. Discuta estas cosas honesta y abiertamente con su pareja de modo que el/ella sepa lo que usted desea y no desea. Si usted o su pareja no pueden honestamente establecer sus límites y respetarlos, pues entonces quizá el BDSM no es para usted o para ellos.
RECUERDE: Cuando usted domina a alguien, usted necesita estar INCREÍBLEMENTE ENTERADO de TODO lo que esté sucediendo en la escena. Si usted no esta pendiente de todo lo que sucede, usted podría acabar dañando seriamente, mentalmente o físicamente a su pareja. Ser un DOMINANTE tiene sus recompensas, pero la vigilancia eterna es el precio que usted paga por tener este cargo.
Al asegurar a su sumiso, preste atención cercana a la manera de cómo usted lo ata. Cerciórese que no corte la circulación, ni estire los músculos demasiado. No prestar atención a estos detalles puede conducir a viajes bochornosos al hospital, sin mencionar posibles daños permanente a los nervios.
Cuando ponga manillas o esposas, las esposas/manillas habituales pueden cortar a veces el nervio de la sensación de la muñeca al pulgar. También, las esposas/manillas que no tienen una cadena pequeña entre ellas (éstas son unidas generalmente una a la otra por una bisagra que pueda plegar las esposas) pueden ser peligrosas. Si se cae alguien mientras las lleve puestas, se pueden romper una muñeca.
Si usa capucha o mordaza, este muy seguro que la persona que lleve estos objetos pueda respirar libremente.
Utilice siempre una palabra o señal segura que pare el juego en malas situaciones (si la persona esta amordazada, una campanita pequeña en su mano puede ser muy útil). Puede salvar la relación e incluso salvar su vida.
Nunca deje un sumiso atado solo en una habitación. Esto no es solamente emocionalmente peligroso, sino físicamente también.
Si su juego de BDSM incluye el sexo, cerciórese que siempre use medidas de seguridad en la práctica como condones, etc. Especialmente cuando este con varios compañeros, cerciórese de que le examinen regularmente para enfermedades sexualmente transmitidas como Herpes o SIDA y que lo haga su pareja también.
Al usar juguetes como vibradores o cualquier cosa que tenga la posibilidad de estar en contacto con flujos corporales, cerciórese de LAVARLO BIEN después de CADA uso. Aunque lo continúe utilizándolo con el mismo compañero, usted todavía necesita cerciorarse de que todo esté limpio. Las infecciones en esas "áreas" tan delicadas pueden ser como mínimo molestas, y muy debilitantes hasta que sanan.
Si usted tiene múltiples compañeros, es una buena idea utilizar instrumentos totalmente distintos con ellos.
El alcohol y las drogas no pertenecen a una escena de BDSM - NUNCA participe en una escena con una persona bajo la influencia de drogas o del alcohol - ni el sumiso, ni el Dominante tienen juicio, ni un control claro de la situación - físicamente, mentalmente y emocionalmente.
extraido de http://www.didak.info