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Jueves, 21 de Julio, 2005

Drácula

(Drácula Versión Hispana, 1931, George Melford & Enrique Tovar Ávalos)

El Drácula de George Melford se erige en la actualidad como una obra digna de destacar por sí sola, no ya por su condición de rareza, sino por las características insólitas que la adornaron ya en la época de su producción. Oficialmente, este Drácula forma parte de aquellas versiones habladas en lengua extranjera que los estudios de Hollywood realizaron de sus títulos más señeros durante los primeros años del cine sonoro, en un intento de evitar la pérdida o disminución de mercados foráneos. Estas versiones (hispanas, francesas, italianas y alemanas en su mayoría) se rodaban calcando el film original plano a plano, a veces con las estrellas de turno (en especial si se trataba de cómicos, como Laurel y Hardy o Buster Keaton) recitando -o más bien chapurreando- unos diálogos aprendidos de memoria en el idioma o idiomas respectivos, acompañados de secundarios por lo general pertenecientes al país en cuestión, a veces con todo el elenco interpretativo original sustituido, como sucede con el presente título; por lo que respecta a técnicos y directores, desempeñantes de una labor meramente mimética, el cambio resultaba tan habitual como intrascendente. Así, la película de Melford que nos ocupa es la versión hispana del clásico Drácula protagonizado por Bela Lugosi y dirigido por Tod Browning, y como tal se distribuyó por España e Hispanoamérica en lugar de su homónimo anglosajón.

Ahora bien, esta versión presenta una discrepancia bastante significativa con respecto al patrón general descrito: la diferencia entre las escenas que aparecen en las dos versiones, diferencia más que considerable en numerosos momentos que parece indicar, o bien una mutilación salvaje en la firmada por Browning (lo cual exigiría una restauración urgente), o bien una voluntad creativa por parte de Melford bastante superior al mero trabajo de encargo al que le habían destinado; en cualquier caso, la presente obra aparece dotada de una entidad autónoma que la emparenta con otra corriente importante que se iba imponiendo: rodar películas en español con argumentos independientes y enraizados con las tradiciones y la cultura del mercado y el público al que iban destinados. De este modo, el film aparece como un título de transición entre ambas fórmulas y como el precedente más directo de la inefable saga vampírica que, de la mano de directores como Fernando Méndez o Alfonso Corona Blake y actores como Germán Robles y Mauricio Garcés, hizo furor en la cinematografía mexicana de los 60.

Desaparecida durante muchos años, la fortuna quiso que sobreviviera una copia de la película en Cuba, copia descubierta pocos años atrás y que, tras arduos esfuerzos, pudo ser restaurada y vista en filmotecas de todo el mundo (y editada en vídeo en Estados Unidos e Inglaterra), en un estado si no óptimo, al menos bastante aceptable. Esperada con gran expectación por los aficionados, dicha copia ha provocado en sus proyecciones toda suerte de reacciones: desde el rechazo hasta la admiración, pasando por la rechifla más absoluta, siendo este último, por desgracia, el caso más frecuente.

Desde mi punto de vista personal, la película ha constituido una sorpresa considerable -y agradable-, al erigirse, como se ha dicho, en un film totalmente distinto al de Browning en lugar de una mera copia, con un sentido del ritmo cinematográfico y una agilidad narrativa mucho mayores que en su mitificado homónimo, aun conservando la estructura general de éste. Las escenas, además de ser inéditas en muchos casos, están bastante más desarrolladas y son más explícitas, apenas dejan cabos sueltos y rehuyen cuanto pueden los iterminab1es diá1ogos y planos teatrales que tanto lastran la segunda parte de la versión norteamericana, en la que, de forma totalmente anticinematográfica, se describen la mayoría de los sucesos en lugar de mostrarlos.

La película, rodada simultáneamente con la versión original durante la noche, y concebida como vehículo de lucimiento para la mexicana Lupita Tovar por el productor Paul Kohner -quien, enamorado de ella, convenció al dirigente de la Universal, Carl Laemmle Jr. para apuntarse al mercado de las producciones en español, impidiendo así la retirada de la actriz a su país natal tras una desilusionante etapa en la citada productora- no es, desde luego, perfecta, y tiene muchos defectos, provenientes en su mayoría de las poses y declamaciones forzadas y artificiales de los actores, además de los diálogos (no menos artificiales y, en muchas ocasiones, ridículos) que a éstos se les imponían. Pero son defectos también presentes en la versión anglosajona (aunque, para un público no experto en el idioma inglés, mejor disimulados) y, de cualquier forma, más bien achacables a la época que a los artífices del film, siendo así como hay que mirarlos -a menos que se pretendan escuchar giros y modos de los años 90 en una producción de 1931-. Tal vez el argentino Carlos Villarías no resulte al actor más adecuado para encarnar al conde transilvano, y su actuación -con la salvedad de una portentosa e inquietante mirada- se vea pomposa, envarada en exceso, incluso a veces risible, pero, ¿no le ocurre lo mismo a Lugosi? En líneas generales, las notables virtudes de la versión angloamericana -más en concreto, de su primera parte- no sólo se mantienen en la hispana, sino que son incluso superadas, haciendo olvidar los fallos y limitaciones mencionados; se podrían citar muchos ejemplos, pero nos ceñiremos a dos: la soberbia labor de Pablo Álvarez Rubio, con seguridad uno de los mejores Renfields que haya dado el cine hasta el momento, y la prodigiosa escena del barco que transporta a Drácula hasta Londres, sin duda la mejor del filme, estremecedora aun hoy en día, con Renfield enloquecido lanzando carcajadas desde una claraboya mientras los marineros observan aterrorizados la aparición del conde, al tiempo que se desarrolla una atronadora tormenta.

En resumidas cuentas, visionando ambas versiones, la hispana resulta, en conjunto y a mi juicio, muy superior a la excesivamente sobrevalorada de Browning, sin menoscabo del talento que este gran director demostró en otras muchas películas, obras maestras de la historia del cine en numerosos casos. Pero nadie es perfecto, y Melford -veterano director del cine mudo como el propio Browning y realizador de otras películas en su versión hispana- pudo superarle en esta ocasión, destilando en sus imágenes mucha mas inquietud, erotismo y morbosidad, y siendo por tanto más fiel al espíritu original que Stoker confirió a su novela. La razón de esto puede estribar en la incomodidad que Browning sentía ante lo verdaderamente sobrenatural; su auténtico mundo era el del terror realista, el de los monstruos humanos y fenómenos circenses; poco importa, de todas formas, la razón. Todo lo dicho sonara a herejía para muchos, pero no hay que acobardarse por ello: las mayores herejías han acabado mostrándose como las mayores verdades.

Manuel Aguilar (Madrid. España)

extraido de www.pasadizo.com

Escrito por ReJeCt a las 01:54 | Comentarios (1)

Lunes, 4 de Julio, 2005

UN BDSM más seguro - Fundamentos

Para comenzar - borremos algunas de las ideas falsas que existen sobre los practicantes y las prácticas de BDSM.
BDSM no trata solamente sobre como conseguir poner a alguien en una situación ineludible y lastimarlos.
Las personas que practican BDSM no son violadores, psicópatas, ni otros tipos repugnantes y/o monstruosos.
BDSM trata sobre el cumplimiento de necesidades profundas y principales.
Es un acto de amor, no de violencia o de cólera.
Hay algo maravillosamente atractivo en la idea de entregarse o de estar en control y de recrear una fantasía que pueda ser "prohibida ".

Elegir a un compañero
BDSM no es una práctica a solas. Usted necesita por lo menos de otra persona para satisfacer con seguridad ese impulso, si usted es Dominante o sumiso.
Seleccionar el compañero correcto es crucial. Cerciórese de que esta persona sea alguien que usted conoce bien y en quien usted confíe implícitamente. Esta persona debe estar bien enterada de sus intenciones y deseos y debe consentir al 100%. Sin titubeos!!

Comunicación
La comunicación apropiada es un deber absoluto. No comienza y termina antes del acto. Es imprescindible que usted y su/s compañero/s establezcan medios de comunicación eficaces a través de toda la sesión.
Cerciórese de que cada uno de los implicados esté enterado completamente, y en todo momento, de cómo usted se siente sobre lo que está haciendo o le hacen a usted. Esto no necesariamente va a matar la espontaneidad o a arruinar una 'escena' para cualquier persona. Absolutamente todo lo contrario.
Antes de que suceda cualquier cosa, este seguro que tiene un conjunto de PALABRAS y/o señales SEGURAS preparadas. Una palabra segura, es sencillamente, una palabra o señal que tenga un significado definido para la persona/s que la escuche, cuando el sumiso ha sido llevado más allá del límite en el cual el/ella se encuentre cómodo o sienta que esta en peligro y necesita básicamente que el dominante pare o aligere la practica. Si usted no utiliza palabras seguras, usted encontrará que repentinamente el BDSM puede ser un juego muy peligroso.

Apoyo Mutuo
BDSM es una actividad altamente emocional. Empuja a Dominantes y sumisos a sus respectivos límites emocionales y a veces físicos. Habrán momentos en que ambos necesitan la ayuda, la aprobación y el amor del otro. Nunca ridiculice a su pareja por no ser capaz de realizar un acto que está más allá de sus límites personales. Pase el tiempo después de su sesión siendo cariñoso y receptivo. Gustos y aversiones son cosas muy personales. Algunos de nosotros simplemente no podemos hacer algunas cosas. No es algo para criticar. Cambie a algo que AMBOS gozan.
Créame, vendrá una situación que usted no puede manejar personalmente, y usted estará contento de tener a alguien que le diga que usted no es defectuoso, cobarde o lo que sea.

Establecer Límites
Cada uno tiene cosas que no disfrutan. Cerciórese de establecer una lista de límites, antes incluso, de que piense en emprender una sesión. Sea honesto con si mismo y su pareja o la experiencia no será todo lo que podría ser. Si usted siente aversión a ser azotado de cierta manera o con ciertos objetos, deje que su dominante sepa esto. Si no lo hace, puede ser que lo lamente más adelante. Discuta estas cosas honesta y abiertamente con su pareja de modo que el/ella sepa lo que usted desea y no desea. Si usted o su pareja no pueden honestamente establecer sus límites y respetarlos, pues entonces quizá el BDSM no es para usted o para ellos.

Seguridad
RECUERDE: Cuando usted domina a alguien, usted necesita estar INCREÍBLEMENTE ENTERADO de TODO lo que esté sucediendo en la escena. Si usted no esta pendiente de todo lo que sucede, usted podría acabar dañando seriamente, mentalmente o físicamente a su pareja. Ser un DOMINANTE tiene sus recompensas, pero la vigilancia eterna es el precio que usted paga por tener este cargo.
Al asegurar a su sumiso, preste atención cercana a la manera de cómo usted lo ata. Cerciórese que no corte la circulación, ni estire los músculos demasiado. No prestar atención a estos detalles puede conducir a viajes bochornosos al hospital, sin mencionar posibles daños permanente a los nervios.
Cuando ponga manillas o esposas, las esposas/manillas habituales pueden cortar a veces el nervio de la sensación de la muñeca al pulgar. También, las esposas/manillas que no tienen una cadena pequeña entre ellas (éstas son unidas generalmente una a la otra por una bisagra que pueda plegar las esposas) pueden ser peligrosas. Si se cae alguien mientras las lleve puestas, se pueden romper una muñeca.
Si usa capucha o mordaza, este muy seguro que la persona que lleve estos objetos pueda respirar libremente.
Utilice siempre una palabra o señal segura que pare el juego en malas situaciones (si la persona esta amordazada, una campanita pequeña en su mano puede ser muy útil). Puede salvar la relación e incluso salvar su vida.
Nunca deje un sumiso atado solo en una habitación. Esto no es solamente emocionalmente peligroso, sino físicamente también.
Si su juego de BDSM incluye el sexo, cerciórese que siempre use medidas de seguridad en la práctica como condones, etc. Especialmente cuando este con varios compañeros, cerciórese de que le examinen regularmente para enfermedades sexualmente transmitidas como Herpes o SIDA y que lo haga su pareja también.
Al usar juguetes como vibradores o cualquier cosa que tenga la posibilidad de estar en contacto con flujos corporales, cerciórese de LAVARLO BIEN después de CADA uso. Aunque lo continúe utilizándolo con el mismo compañero, usted todavía necesita cerciorarse de que todo esté limpio. Las infecciones en esas "áreas" tan delicadas pueden ser como mínimo molestas, y muy debilitantes hasta que sanan.
Si usted tiene múltiples compañeros, es una buena idea utilizar instrumentos totalmente distintos con ellos.
El alcohol y las drogas no pertenecen a una escena de BDSM - NUNCA participe en una escena con una persona bajo la influencia de drogas o del alcohol - ni el sumiso, ni el Dominante tienen juicio, ni un control claro de la situación - físicamente, mentalmente y emocionalmente.


extraido de http://www.didak.info

Escrito por ReJeCt a las 00:40 | Comentarios (0)